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El imperio romano antes del nacimiento de Jesús

Llegamos a la última etapa de nuestro recorrido por la Historia del pueblo de Israel, la que antecede al nacimiento de Jesús; es el momento en el que el imperio romano entra a dominar el mundo hasta ese entonces conocido. Fue el general Pompeyo quien conquistó Jerusalén alrededor del año 63 a.C. reorganizó Palestina y Siria como una provincia Romana. 
 
Después de la conquista, Pompeyo no perdió mucho tiempo en regular la situación interna del reino asmoneo; hizo prisionero a Aristóbulo y lo desterró a Roma, y confirmó a Hircano II en el cargo de sumo sacerdote; luego de reestructurar el poder de la dinastía asmonea:
Samaría quedó independiente, y a las ciudades helenísticas de Transjordania las agrupó en una confederación llamada la Decápolis (en griego "las diez ciudades"), nombre recordado también en el Nuevo Testamento. Al sumo sacerdote Hircano II no le quedó más que Judea y parte de Galilea, quedando así el reino asmoneo reducido a uno de tantos Estados vasallos de Roma.
 
En estos años las vicisitudes de Palestina están estrechamente ligadas a las de Roma, en particular a la lucha por el poder. Hircano II logró conservar el poder poniéndose de parte de César mientras este estaba empeñado en la guerra contra Pompeyo en Egipto. Como aliado de Hircano II aparece un tal Antípatro, anteriormente gobernador de Idumea, que obtiene de César el nombramiento de gobernador de Judea. Uno de los hijos de Antípatro, Herodes, prosiguiendo esta política de equilibrio entre las facciones romanas opuestas, consigue en el 37 a.C. obtener de Antonio el nombramiento de rey de los judíos. Con gran habilidad, después de la derrota de Antonio, Herodes hace acto de sumisión a Octavio, el cual le confirma en la realeza, concediéndole también privilegios y ampliando sus territorios. De este modo el reino de Herodes alcanzará dimensiones considerables.
 
Al sumo sacerdote se le dejó el poder religioso y un mínimo de poder civil; pero los procuradores romanos no dejaron nunca de dejar sentir todo el peso de la ocupación, preocupados sobre todo del orden público y del cobro de los impuestos.
 
Esta dominación perduró hasta que comenzaron las guerras judías de los años 66 – 70 d.C. que generaron la destrucción del segundo templo y la caída de la ciudad de Jerusalén en manos de Tito.
 
Bajo el imperio romano se produjo el gran acontecimiento de la historia de la salvación: El NACIMIENTO DE JESÚS, el Hijo de Dios, el Salvador. Dios envió a su Hijo, y con Jesús ingresó la salvación en el mundo.

Dato Curioso

Herodes no era judío, sino idumeo, y, encima, gobernaba una población mixta, en la que los judíos, aunque mayoría, estaban mezclados con griegos y otros habitantes de culturas y religiones diversas. Intentó, por un lado, aparecer como bienhechor del judaísmo, como lo prueban los trabajos de reconstrucción del templo y su intensa labor diplomática en favor de los derechos de los judíos de la diáspora. Por otra parte, favoreció mucho el proceso de helenización enviando a dos de sus hijos a estudiar a Roma, construyendo en Jerusalén un anfiteatro y en otras partes incluso templos paganos, dando a las nuevas ciudades por él fundadas una impronta típicamente griega y presentándose como gran amigo de los romanos. Estos hechos no dejaron de escandalizar a los judíos, que lo miraron siempre como a un extranjero.

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