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La reconstrucción y el nacimiento de Judaismo

Con el dominios persa sobre los Babilonios, Ciro se convirtió en una esperanza de liberación para los judíos deportados: Con su llegada al poder puso de manifiesto la política oficial de tolerancia religiosa, al promulgar en el 538 a.C. el edicto que puso fin al exilio.
Además de que permitió a los deportados regresar a su territorio, el edicto de Ciro permitió la devolución de los utensilios sagrados que habían sido llevados a Babilonia.
El pueblo aprendió en el destierro que debe ser fiel a la Alianza con Yahvé, su estancia en Babilonia cambia la visión de Dios quien ya no sólo es el liberador sino el creador, el Señor de todo.
Con el retorno a Israel se pone en marcha una campaña para reconstruir la ciudad a nivel espiritual y material, está reconstrucción se lleva a cabo gracias a dos personajes muy importantes: Esdras y Nehemías con quienes ya no sólo se reconstruye el pueblo y su templo, sino que es el nacimiento del judaísmo.
Dato Curioso
Cuando el trabajo en el templo se reanudó en 520 a.C, el gobernador persa Tattenay pidió que se buscará el decreto que Ciro había expedido en 538 a.C. autorizando a los judíos a reconstruir su templo (Esd 5:6-6:1).' Un memorándum asociado con el decreto fue descubierto en el archivo real en Ecbatana, una de las tres capitales imperiales. Este memorándum, el récord de la tesorería de una subvención hecha por Ciro para la reconstrucción del templo, está citado en Esdras 6:3-5 en arameo, el idioma oficial del imperio persa. El decreto de Ciro, documentado en su totalidad en Esdras 1:2-4, junto con una versión abreviada en 2 Crónicas 36:23, ambos en hebreo, eran una proclama al pueblo judío, que les permitía volver a su patria y reconstruir su templo. Tal generosidad por parte de Ciro contrasta tajantemente con la práctica común de la antigüedad. De todos modos, los descubrimientos arqueológicos dejan claro que esta fue en efecto la política oficial de Ciro.
El cilindro de Ciro, una inscripción en un barril de arcilla fue descubierto en Babilonia en 1879 documenta la política de tolerancia religiosa y de liberación de Ciro, Igual que la mayoría de las inscripciones de reyes antiguos, el cilindro de Ciro es jactancioso (Ciro se declaró a sí mismo ser el gran rey de Babilonia, Sumer, Acad, y los cuatro rincones de la tierra) y pagano (se proclamó a sí mismo como el amado de los dioses Bel, Nebo y Marduc). Por otra parte, Ciro estaba determinado a ser un gobernante benévolo en vez uno de mano dura: Él señaló que después de su conquista de Babilonia él no le permitió a sus tropas aterrorizar la ciudad.' El récord de Ciro corrobora por completo esta generosa y tolerante actitud. Él devolvió imágenes a sus santuarios, y, en sus propias palabras, «reunió a todos los habitantes y los regresó a sus moradas».
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